Visión

Frente al capitalismo salvaje de la vigilancia

La injerencia del modelo tecnológico basado en pago de servicios por datos personales, que en la mayoría de los casos el usuario desconoce qué implicaciones tendrá en su vida, es uno de los principales retos de la normativa europea, el Reglamento General de Protección de Datos, porque la Unión se basa en el respeto al individuo como garantía de nuestros valores democrático. El choque entre un modelo económico que se está imponiendo, y los valores que aún defiende la normativa europea, lleva a que ya en dos ocasiones el Tribunal de Justicia de la Unión tumbe los acuerdos para permitir que los datos personales de servicios ofrecidos en Europa se alojen en Estados Unidos, llámese Puerto Seguro, Escudo de Privacidad, o como llamen al próximo que seguramente realicen. Dos son los problemas principales de este modelo: 1) alejar las decisiones tecnológicas de los ciudadanos; 2) crear dependencia respecto de servicios que sólo ofrece una única compañía y se organizan de forma no interoperable con los de otros proveedores; y 3) generación de perfiles de usuario, con consecuencias imprevisibles en el futuro de los ahora estudiantes (privarlos de acceso a un trabajo, a un contrato de seguro, a crédito… sin que conozcan el motivo: dice el algoritmo que no es adecuado, vaya usted a saber si fue por una desacertada respuesta al profesor en la herramienta de clases virtuales, o por un error o un retraso en un ejercicio propuesto ¡¡ cuántos no habremos caído en eso, y hemos podido superarlo !!).

Las herramientas que usamos no son éticamente neutras, son ejemplos cargados de valores. Ún proyecto educativo que se precie no puede despreciar dicha carga ética y de construcción social en la elección de las herramientas tecnológicas que utilice en la docencia. Es el referente que seguirán las nuevas generaciones.